domingo, 31 de enero de 2010

55 La música - Music in my life

(Canción del jardinero de María Elena Walsh)

No. No te equivocaste de dial. Estás en FM La Tribu y esto es La Música del Azar. Para el cierre de este programa los invito a compartir un pequeño recorte musical de mis primeros años de orejas puestas en el pentagrama. El primer hit de mi vida disco fue Canción del Jardinero, de María Elena Walsh, que cada 2 x 3 terminaba arruinado por mi fanatismo y mi inoperancia con la púa. No sé cuánto tiempo pasó hasta que descubrí que el mundo se abría cuando la betalemanía entró a mi casa.

(Help de The Beatles)

Un perro, una pileta Pelopincho de lona verde, un piso ajedrezado, domingos de pastas, domingos de asados, una pelota, una carpa de indio, guantes de box y yo cantando Socorro, de los Beatles, son los primeros hilos de mi memoria. Hasta que un día, como buen argentino, iba a ser capturado por algunas copias... En este caso, una muy divertida...

(Break it All de Los Shakers)

El vinilo de Los Shakers tenía a 4 uruguayos con aspecto británico en la tapa. Con Break it All, Osvaldo, Hugo, Caio y Pelín incorporaban un discurso duro a la estética beatle del flequillo sobre la frente. Pero antes de que terminara de adoptarlos, un nuevo mazazo sónico entró en mi vida.

(La 5ta Sinfonía de Beethoven por herbert Von Karajan & Orquesta Sinfónica de Berlín)

Lo que estás escuchando es la famosa 5ta Sinfonía de Beethoven, uno de los discos que más giró en mi viejo tocadiscos portátil Zenith Cobra durante muchos años. Hasta que llegó la renovación tecnológica. En mi casa fue uno de los pocos lugares en el mundo donde se hizo culto a un formato de cinta que fue un verdadero fracaso: el magazine. Y entre los pocos que llegaban a mis manos, como lo de Julio Iglesias, Los del Suquía o un compilado de Chuck Berry, Para bailas en jeans volumen 4 y otro de música brasilera, llegó éste:

(Orchid de Black Sabbath)

Master of reality, de Black Sabbath fue mi primer y último magazine de heavy metal. Y mi favorito era este tema, Orchid. Corría el año 1977 y una muerte iba a volver a tocer el rumbo de mi oreja:

(Love me Tender de Elvis Presley)

No terminaba de aprender a bailar el rock que su Rey moría en en el baño de su mansión de Memphis. 22 años después, su voz volvió a mi vida para quedarse cantando Love me tender, un tema que me acompañará hasta el fin de mis días, porque este tema es suyo... No de Elvis, sino de ella... Sí, tuyo, mi cielo. Pero les hablaba de los años 70 que llegaban a su fin, Elvis había muerto pero al menos me quedaban Strasky & Hutch...

(Silver Lady de David Soul)

Ya lo sé: debería haber dejado Silver Lady cantada por David Soul, el rubio Hutchinson, en el arcón del olvido. Pero no puedo. Fue el primer recital al que fui solo en mi vida. Si pienso que hace unos días atrás, a la misma edad que yo tenía entonces, mi hijo Tadeo fue a ver a Metallica, sé que él tendrá una mejor anécdota que contar algún día en la radio... Para lavar mis culpas fui a la disquería y me compré, en la mesa de ofertas, un disco que me capturó con su tapa:

(Hocus Pocus de Focus)

El disco en cuestión era Ship of Memories, del grupo holandés Focus. Y estaba junto a Life Goes On, de Paul Williams; Buda y la caja de chocolates y Fireball, de Deep Purple. Y los cuatro fueron a parar a mi incipiente discoteca. Estábamos pisando los 80 y, sin decir agua va, llegó la música disco.

(Le freak de Chic)

No sé si alguna vez disfruté tanto con un tema disco. Hitazo de Chic, una banda con aspecto liviano y comprometidos con la causa de la comunidad negra. Pero eso no importaba. Sí importaba el pasito para el costado, la camisa y el jean Wrangler verdes. Y si hablamos de música disco, nadie como tres hermanos nacidos en la isla de Man, Inglaterra.

(Tragedy de The Bee Gees)

Tragedy es el primer tema de Espíritus que han Partido, un muy buen disco de los Bee Gees, quienes transitaron nuestras fiebres de los sábados por la noche con la voz aguda de Barry Gibb. Sin embargo, de las bateas de ofertas surgiría un monstruo inesperado.

(Shine on you, Crazy Diamond de Pink Floyd)

Y la cabeza comenzó a volar, el diamante a brillar y el que casi queda como Syd Barrett soy yo. Pink Floyd me abrió una puerta única, una puerta que permaneció invisible hasta que llegó a mis manos el álbum Wish You Were Here. Mi cabeza se abrió como un durazno sangrando y hubo lugar para temas como éste:

(El anillo del Capitán Beto de Luis Alberto Spinetta)

Era necesario Spinetta para poner en el cosmos a un competidor del Major Tom del disco Space Oddity de David Bowie. Y así como el mundo se dividía entre Purple y Zeppelín, Beatles o Stones, también se dividió, ridículamente, entre Spinetta y García.

(No soy un extraño de Charly García)

Clics Modernos fue un vuelco para mis oídos. Un nuevo shock. A partir de ahí empecé a encontrarme con algunos discos que, incluso, salían del pasado más modernos que antes. Me quedo con la batea y la computadora cargadas de música. Como toda lista, es injusta, acotada y caprichosa. No la tomen como un absoluto, sino como el botón de muestra de un infinito ropero cargado de las más diversas ropas. Y hablando de botones y ropas, con Alejandro Feijóo les elegimos una flor para el ojal: damas y caballeros, A Day in Life, de The Beatles, dedicado a todos ustedes que hicieron posible esta aventura de azar, palabras y música.

(A Day in Life de The Beatles)

J. Martínez

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