miércoles, 13 de enero de 2010

06 El perro - Perros

Les propongo hacer un breve recorrido para compartir algunos recuerdos sobre los perros que, de uno u otro modo, han sido parte de mi vida como de la de muchos otros. Porque, apuesto doble contra sencillo, que con sólo decir “perro” la memoria de muchos se llena de imágenes de esos fieles animales de cuatro patas.

Yo tengo mis propios perros en la memoria: Manchita, Pituca, Paty... Nombres que son mucho para mí, pero seguramente poco para ustedes. No fueron perros famosos, sólo fueron míos. Perros famosos hay a montones. Y quiero rescatar a Lassie porque el efecto de su fama tiene una extraña coincidencia con una de las obras fundamentales de la literatura gótica: Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley. Así como la criatura creada por el doctor Víctor Frankenstein se apropió del apellido de su creador, la buena de Lassie le dio su nombre a la raza collie, mandándola al olvido. Y si alguno llama collie a un collie, es muy probable que tenga que dar como referencia a una de las perras más famosas que ha dado la televisión para aclarar de qué raza es el hermoso perro que acaba de adquirir.

Hablar de perros, nos lleva, inevitablemente, a nombrar a Laika, la perra rusa que fue el primer ser vivo en ser puesto en órbita cuando la carrera espacial recién comenzaba y los soviéticos le llevaban la delantera a los norteamericanos. Fue algo más que un conejillo de Indias, si se me permite el descalabro zoológico. Fue la puerta de acceso para que el también ruso Yuri Gagarin viera por primera vez en la historia de la humanidad a nuestro planeta desde la estratosfera.
Pero si de perros famosos se trata, es la televisón la que nos ha deparado una cantidad de héroes inolvidables. El azul y casi intelectual Huckleberry Hound; el ubicuo Droopy Dee; el murmurante Patán y su primo Pulgoso; el inclasificable Pluto; el aventurero Scooby Doo; y otros cuyos nombres quizás sea más difícil de recordar, como Dum-Dum, el inseparable y torpe ladero de la tortuga D’Artagnan y Astro, el cánido futurista de Los Supersónicos. Sabrán comprender: a esta edad mía, de los últimos perros animados, tengo el registro de muy pocos: Catdog, ese engendro mutante de 2 cabezas, mitad perro, mitad gato; Huesos, la mascota de los Simpson; y el monumental Brian Griffin, de la serie Padres de Familia.

La historieta, obviamente, tampoco escapó a los influjos de los fieles cuadrúpedos. Y no hace falta irse a buscar los tomos del insoportable Snoopy; ni de Milú, el perro de Tintín. Pero sí vale la pena, rescatar a Rantanplán, el distraído héroe por casualidad, compañero de Luky Luke y su par, el inmensamente diminuto Ideafix, más fiel que ninguno con su dueño Obelix. En la escena casera, hay dos que sobresalen por acompañar a dos personajes marginales: Diógenes, el pero de El linyera, la tira diaria del imperio Clarín y Mendieta, un grande entre los grandes, un Sancho Panza de 4 patas que en la llanura pampeana secunda a Inodoro Pereyra, una de las grandes creaciones del maestro Fontanarrosa. Sí, qué lo parió.

Para el cierre, les propongo un típico juego de dar con la respuesta correcta a esta pregunta: ¿Cómo se llamaba el perro que, muchos años atrás, alcanzó el Olimpo de la televisión argentina acompañando a Santiago Bal y Susana Brunetti en el unitario semanal Gorosito y Sra? Seguramente Google tendrá la respuesta, pero las reglas indican que no deberán acudir al gran motor de búsqueda de nuestro mundo globalizado, aunque pueden consultar con abuelos, padres o algún nostálgico de esos que nunca falta. Así las cosas, al final del programa, revelaremos el nombre del cánido y sortearemos una foto del Perro Santillán entre quienes hayan acertado la respuesta.


J. Martínez

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