viernes, 22 de enero de 2010

07 El Revólver - The Beatles

Lo que estamos escuchando es Taxman, el corte número 1 del disco Revólver de Los Beatles. Desde que tengo uso de memoria, quería ser uno de los fabulosos cuatro. Sacudir el flequillo. Sumergirme en un mar de aullidos femeninos. Escapar con lo justo de las uñas de chicas alborotadas. Y debo confesarlo: no quería ser Lennon, quería ser Ringo Starr, es decir, vivir las cosas antes nombradas, tocar la batería y llevar anillos en todos los dedos de la mano. Quizás el hecho de que en Revólver estuviera el registro de Submarino Amarillo, interpretada con voz áspera y con pocos matices por mi ídolo, fue uno de los motivos por los cuales quedé fascinado con el disco. Ahí lo dejaban cantar.

Yo tenía apenas 2 años cuando, en agosto de 1966, los muchachos de Liverpool dieron a luz uno de los experimentos sonoros que cambió el rumbo de su música, lo que es casi decir, que cambió el rumbo de la música pop. Nada fue igual después de Revólver. Al menos para mí. Si la experimentación con alucinógenos fue una de las razones de un sonido que, valga la contradicción sensorial, se puede adjetivar como panóptica, no es algo que ocupe mi tiempo al escucharlo. Pero, en vistas de que no es de mis 2 años a los que se remiten los recuerdos del disco, algo de todo esto debe haber trascendido en su sonido, en la estética ecléctica del disco. Algo que, mucho más profundamente, se repetiría como boom sonoro en el conocido como Album Blanco.

Les propongo hacer un breve zapping por la superficie lunar de Revólver, tocando los temas que fueron, para mí, los que destacaron del resto.

1. Eleanor Rigby fue la primera canción de la que busqué la letra. Quería saber qué decía. Obvio, la Internet era cosa de la ficción y apenas me quedaba con recurrir a mis magros conocimientos de inglés y al de amigos para ir reconstruyéndola, de a fragmentos.

2. Love to You es, sin dudas, el primer tema musical en el que escuché el sonido de una cítara. Cuando averigüé de qué se trataba y me hablaron de un instrumento de cuerdas hindú, recibí una lección del uso de herramientas sonoras para producir un efecto entre alucinógeno y letárgico.

3. Y sí: Submarino Amarillo no podía faltar. Los collages de voces, ruidos subacuáticos, ambientes de submarino y sonidos que representaban bocinas. ¿Debo agregar que salté de alegría al ver la película animada que lelva el mismo nombre, con los Beatles atravesando el mar de los agujeros, el mar del tiempo y el mar de los monstruos.

4. En la cara B del disco, la mejor de ambas para quien les habla, se inauguraba con un temazo que, de haber tenido peluca, me la hubiera volado sin dudas: She said, she said. “Ella dijo: yo se lo que es sentirse muerta. Ella dijo como es estar triste. Y me hizo sentir como si nunca hubiera nacido”.

5. Y les propongo dar un salto para llegar al final de Revólver donde, si se me permite una metáfora simple y a mano, los Beatles descargaron todos los proyectiles. Damas y caballeros, con ustedes Tomorrow never knows.

J. Martínez

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