martes, 5 de enero de 2010

44 La cárcel-Pelis argentinas

Si no puedo evitar el azar, las listas de películas y el número 44, la nobleza obliga a hacer mención de algunas películas argentinas que tuvieron el interior de las celdas como escenario. Sin pretender armar ningún tipo de catálogo, las que la memoria me trae sin ayuda son, a excepción de Crónica de una fuga, de Adrián Caetano, un catálogo de lugares comunes, excusas para mostrar un lado oscuro, íntimamente ligado a la vida sexual de las cárceles y actuaciones que, calificar de dudosas, sería de una generosidad acorde a un indulto. Haremos, entonces, un muy breve recorrido por las que, a mi pesar, se yerguen desde el pasado.

De Atrapadas, de Aníbal di Salvo, sólo quedan las escenas de la ducha; el inevitable shock hormonal producto de las presencias de Camila Perissé y Leonor Benedetto; y la maqueta de celadora mala y lesbiana, enmascarada en la cara agria de Cristina Murta.

Muy cerca de ese bochorno fílmico, está Correccional de Mujeres, del mercantilista Emilio Vieyra, responsable de unas joyas de la infancia como Los irrompibles, con los uruguayos de Hupumorpo, y las primeras aventuras de los superagentes Tiburón, Delfín y Mojarrita. En esta... digamos... película... se cambian las figuritas pulposas por la de Edda Bustramante quien inspiraría a los entonces jóvenes primaverales punks de Attaque 77. El resto, al cesto del olvido.

El tridente desastroso, se completa con La Furia, de Juan Bautista Stagnaro, protagonizada por Laura Novoa y Diego Torres, cuyo mayor mérito, es haber quedado en el Olimpo de las frases célebres del cine argentino, cuando agarrado de las rejas, pide a los gritos la protección de los guardias.

Remixando al difunto Alfonsín: "Una reja ahí, por favor".

J. Martínez
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